domingo, 25 de noviembre de 2012

Traducción: King of Kingz


Traductor: Jaen_Snape
Autor: Raiju
Fic: King of Kingz 
Categoria: slash
Género: acción, angustia,aventura, drama, horror, romance, suspense
Rating: MA+18
Pairing: Bushido/Bill
Advertencias: Contenido hetero, twc, trío, violación, violencia, voyerismo
Capítulos: 37
Finalizado: No
Resumen: Mantén a tus amigos cerca, pero aún más a tus enemigos.
[Contiene: Bill/Kay One y Bushido/OFC/Bill]
[Advertencias adicionales: Gun Play (Jugar con armas) y Asfixofilia]
En un negocio en el cuál la discreción es la clave y la lealtad es valorada más allá de cualquier cosa —donde una herida de bala o un asesinato son considerados «un daño colateral»— hay veces que los errores deben cometerse, vidas a ser arruinadas, familias a las que separar, y tantos enemigos que hacer. Él que comenzó como un hombre, se convirtió en un monstruo hambriento de poder. Él que comenzó como alguien inocente, se convirtió en un asesino a sangre fría.
Cuando ambos se ven envueltos en una retorcida forma del juego del gato y el ratón, ¿quién será coronado con la victoria?




—Tienes que mostrármelo primero, chico. Tienes que demostrarme que puedo confiar en ti.
La inocencia es lo que separa a los «chicos» de los «hombres». Si sabes cómo suena una bala viajando a través del cañón de una pistola; los impactantes y abrumadores sonidos que pueden abrir un agujero a través del cerebro y el amortiguado «pop» que hace al viajar a través de la parte posterior de un cráneo humano cuando salpica contra una pared, entonces ya no puedes decir que tu inocencia esté intacta. Apretar el gatillo, ver la sangre de otra persona y retener tu última comida es lo que te hacía un «hombre».
El polvo blanco les controlaba a todos: les volvía animales, en perros que no tenían ningún problema en arrancarles la cabeza a los demás por dinero, por poder, para probar un punto, para instalar miedo y crear un nombre que estaría en la punta de la lengua de cada camello o consumidor y aún así no se atrevían a pronunciarlo. Les volvía locos. El polvo blanco podía hacer que los ojos más suaves y amables fueran salvajes y duros. Bajo su influencia, un hombre no tenía problema alguno en coger una pistola y acabar con una vida si se le ordenaba... cualquier cosa por más, porque una vez que habías probado sólo un poco, lo necesitabas. ¡Más, más, más! Siempre buscando el colocón o los beneficios que venían mano a mano con ello.
—Cinco kilos, setenta mil cada uno. Eso serán trescientos cincuenta mil. —Ante sus pantalones de traje de Armani reposaban cuatro cuidadosamente apiladas piezas de polvo blanco envueltas, pasadas con guantes de látex con tanto cuidado y puestas sobre el suelo de madera dura. En el bolsillo de aquellos pantalones reposaba la morena mano de forma casual—. Te lo daré a ti, pareces un hombre honesto. ¿Cuánto crees que te llevará el pagarme de vuelta?
—Oh... Una semana. Más o menos una semana. —El hombre ante él era una nueva y anónima cara que ninguno de ellos había visto con anterioridad. Hasta esta noche sólo había existido en voz desde la otra línea del teléfono. No era nada especial; no llevaba ropas de diseño, un Rólex o tenía un nombre lujoso como el traficante ante él. No, sólo era un simple, viejo, desgastado y en una desesperada necesidad de una fuente de dinero para sostener a su familia. Muchísimos hombres habían acudido a Bushido como él recientemente.
—Te concederé dos.

Las películas podían mostrar a la víctima gritando o cayendo de una forma dramática; agitando sus brazos o saltando cuando la bala atravesaba su frente y después cayendo de lado fuera del camino de la persona disparando de forma conveniente. Pero esto no era lo que realmente pasó. Un ruidoso «pop» y simplemente se caían, silenciosos. La bala podía simplemente deslizarse a través de ellos como un cuchillo candente a través de mantequilla y si el tirador estaba en el rango, su muerte podía ser rápida e indolora.


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