domingo, 25 de noviembre de 2012

Traducción: Sell Your Soul


Traductor: Jaen_Snape
Autor: Raiju 
Fic: Sell Your Soul
Categoria: slash
Género: angst, drama, romance
Rating: T
Pairing: Bill/RP [Adam Lambert]
Advertencias: AU, voyerismo
Capítulos: 24
Finalizado: No
Resumen: Era por una buena causa; por caridad, y todo lo que Bill debía hacer era pasar un día entero con un completo extraño. ¡Podía ser divertido! Podría acabar siendo la mejor cita de su vida, ¿y quién sabe? Quizá encontraría el amor verdadero.

Es el sueño de cualquier fan: conseguir tiempo a solas con su cantante favorito. ¿Quién dijo que el dinero no puede comprar la felicidad?
¿Pero qué pasa cuando tu sueño se convierte en algo demasiado real?
¿Podrías soportar la pesadilla bajo la superficie?



1. Por una buena causa.

El humo revoloteando desde la superficie de su café calentaba su nariz mientras que el cantante pretendía estar bebiendo. Había llegado al punto de hacer o usar cualquier cosa para pasar el extraño y quieto silencio mientras que él y su hermano esperaban a todo el mundo a que entrasen en la habitación. Bill siempre insistía en que estuviesen ahí antes si es que había otra opción; ésta era una de esas mañanas.
Los gemelos estaban sentados en la parte más alejada de la mesa de madera larga, sus ojos mirando ocasionalmente hacia la puerta y después desviándola de nuevo. Cuando su taza estuvo completamente vacía de café, el gemelo más joven empezó a mordisquear el borde de cartón, mirando ocasionalmente hacia Tom para ver si él lo notaba.
—¿Estás seguro de que dijo a las siete? ¿No las once? —Los brazos del guitarrista se cruzaron frente a su pecho mientras se reclinaba contra la dura y acolchada silla, girando su cabeza hacia un lado para apartar unas cuantas trenzas negras de su hombro que habían estado haciéndole cosquillas en el cuello.
—Estoy seguro de que dijo a las siete —murmuró Bill, dejando la taza sobre la mesa al fin con un suspiro cansado. Preferiría estar aún en la cama, hecho un ovillo bajo las gruesas mantas con él y los grandes perros de su hermano a ambos lados de él o recostados prácticamente sobre él y manteniéndole cálido; no sentado en la sala de reuniones de la gran discográfica que habían usado dos horas atrás. No era así como se suponía que debía ser su mañana del sábado.
El cantante bajó sus ojos marrones hacia la parte baja de su abrigo, encontrándose a sí mismo jugueteando con un hilo que se había soltado y estaba sobresaliendo lo justo para que sus uñas pintadas de negro y blanco pudiesen agarrarlo; pero podía deslizarse fuera de su agarre en cualquier momento.
La puerta de la sala de reuniones se abrió de repente.
—Siento tanto llegar tarde, chicos… —El mánager no ofreció excusa alguna, pero dejó que la puerta se cerrase rápidamente y dejó caer su bolso sobre una de las sillas. Levantó la mirada con un repentino fruncimiento del entrecejo, claramente sin aliento—. ¿Dónde están Georg y Gustav?
—Aún no han llegado —murmuró Tom, tomando una profunda bocanada de aire mientras empezaba a balancear su pierna a causa del aburrimiento.
El hombre sacudió su cabeza, apartando una silla y cayendo prácticamente sobre ella.


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