viernes, 9 de noviembre de 2012

Wir Sind Vereint por Deniz Schlange


Autora: Deniz Schlange
Fic: Wird Sind Vereint
Categoria: slash
Género: romance
Rating: M
Pairing: Bushido/Bill
Advertencias: m-preg
Capítulos: 5
Finalizado: No
Resumen: Después de una noche de arrebatos, dos seres totalmente opuestos tendrán que unirse por una gran responsabilidad. Al principio, el amor parece ser imposible de ver entre los dos, pero con el tiempo, ambos aprenderán a amarse.


Ese cuerpo era tan estilizado y con la piel tan blanca que un nombre tonto se le vino a la mente para tan delicado portador y no pudo evitar reír ante eso aún dentro de la borrachera y del cúmulo de sensaciones placenteras que le tenían cegado. Sacudió la cabeza y observó embobado los adornos de tinta tan acertados sobre esa piel, los delineo con delicadeza, embelesado por su magnificencia y observó embobado como el chico se movía de forma frenética sobre él, con los ojos cerrados y haciendo gestos que le provocaban tremendos escalofríos que subían por su espina dorsal.
Bill, era hermoso, indiscutiblemente hermoso, pero eso no quitaba que él le despreciara, ¡era tan nenaza! que el solo hecho de ver sus gestos amanerados y sus poses de diva le hacían doler el estomago. Pero aun así, el deseo que le provocaba verlo era tan embriagador que pocas ganas tenia se separarse de la piel ardiente del muchacho.
—Oh… ya, ya… oh… —gimoteó el pelinegro sintiendo como una mano áspera y tibia sacudía su miembro.
—Córrete, hermoso… —musitó él, con la voz entrecortada y acercándose a los labios del chico que jadeaba con la boca entreabierta.
Lo beso como jamás creyó besar a un hombre y lo estrecho fuertemente contra su torso, dejando que Bill le rodeara el cuello con los brazos. Movió su pelvis frenéticamente de arriba hacia abajo, estacándolo hasta el fondo y cuando escuchó el grito ahogado del muchacho sobre su piel, sintió convulsionarse, llegando así al orgasmo.
—Oh... Oh… Ooooh… —jadeó y abrió los ojos.

Un sueño, ¡un puto sueño!
Se incorporó enfadado de la cama y se sentó en el borde, observando la gracia de su pequeño amigo. Parecía un crio pajeándose entre sueños y viniéndose encima. Hacía tiempo que no tenía sueños húmedos, pero vaya sueño, jamás uno le había resultado tan vívido. Se puso de pie y suspiró, ahora tenía que ducharse antes de bajar a desayunar. Después de todo no era tan mala idea, la ducha quizás podría ayudarle a disminuir el dolor de cabeza que tenía por la resaca.
Giró sobre sus plantas para coger la bata del pijama y se quedó paralizado al darse cuenta de que no había pasado la noche solo. Vaya que la borrachera había sido buena, no se acordaba de nada y se negaba rotundamente a creer lo que sus ojos veían. Sobre su cama una carita fina cubierta por unas cuantas rastas negras y blancas descansaba con las sabanas cubriéndole hasta el inicio de la espalda.
—No, no, no, no, dios, no puede ser cierto… —murmuró, trastabillando hacia atrás, agarrando su cabeza y negando con ella.

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