martes, 6 de noviembre de 2012

Triple clic por Marbius


Autora: Marbius
Fic: Triple clic
Categoria: slash, het.
Género: angst
Rating: MA +18
Pairing: Georg/OC, Gustav/Georg
Advertencias: Adult content. Humillación. OoC. Voyeurismo.
Capítulos: 1
Finalizado: Sí
Resumen: Clic, clic, clic; así retumban las revelaciones.


—Carajo, estúpidos zapatos —maldijo Veronika a sus antes amadas zapatillas con tacón de doce centímetros que ahora llevaba colgando de los dedos de la mano izquierda, una con el tacón partido y sin más remedio que acabar en el bote de la basura, mientras que con la otra mano introducía la llave en la cerradura y abría la puerta del departamento que venía compartiendo con su novio Georg desde hacía tres años luego de cuatro de relación.
Apenas dar un paso dentro de su hogar, el peso que venía cargando sobre los hombros tras un largo, pesado y tedioso día en la oficina donde trabaja como secretaria ejecutiva cayó como un fardo a su lado y por fin pudo respirar en paz.
—Dios bendiga los viernes —murmuró con pesar, cerrando la puerta detrás de sí—, y de paso a mi jefe por dejarme salir temprano hoy entre todos los días.
Depositando lo que quedaba de sus pobres zapatos luego de pisar mal al bajar las escaleras y obtener con ello una rotura que parecía imposible de reparar (y de paso cara para un calzado que en realidad había sido barato) sobre la mesa de entrada, se lo pensó dos veces para mejor ir directo al bote de basura que había en la cocina y cumplir bien con su intención. Sin llegar a ser un maniático por el orden, Georg solía ponerse pesado con lo tocante al desorden de ella como no lo hacía con el suyo propio. El muy hipócrita.
Que hablando de Georg, ¿dónde estaba? Usualmente éste despertaba a la misma hora que Veronika y les preparaba el desayuno a ambos; cada uno tenía su propia vida y aspiraciones personales, así que mientras la chica salía de casa para trabajar de ocho a tres por cinco días a la semana en un despacho jurídico gubernamental, el bajista permanecía en su departamento y trabajaba en sus propios proyectos, algunos relacionados con la banda y otros no. Era lo que les funcionaba y los ingresos de ambos eran los que los mantenían, así que Veronika estaba bien con ello.
Lo cual no explicaba el por qué de pronto se sentía inquieta de no saber el paradero de su novio. Luego de un día tan terrible como el que había tenido (no sólo su par favorito de zapatos había visto la luz al final del túnel, sino que también había traspapelado un caso importante y su superior puesto un energúmeno por ello) lo único que pedía y deseaba en el mundo era una taza de té de manzanilla para los nervios, recostarse en la cama con los pies puestos sobre una almohada y a Georg a su lado dándole besitos por todo el cuello. Si después eso derivaba en algo más, bueno… Veronika sonrió para sí… No se iba a molestar en lo absoluto.
Con el ánimo un poco menos plagado de nubarrones negros, suspiró una vez más a modo de luto por el único par de zapatos negros con los que se había sentido cómoda y sexy al mismo tiempo, prometiéndose conseguir un reemplazo antes de que el fin de semana terminara.
Aliviada ya de su amargura, hizo amago de tomar una manzana de las que tenían decorando una cesta sobre la barra que separaba la cocina del departamento de la sala-comedor que componía su pequeño hogar, pero se quedó con los dedos asiendo el aire al ver que sobre el perchero de la entrada colgaba un maletín pequeño que ella estaba segura, no le pertenecía a Georg.
¿Acaso tenían visitas? Hasta un segundo atrás habría jurado estar a solas.
Olvidando la manzana que segundos antes la había atraído, se dirigió de nueva cuenta a la entrada y examinó el maletín en cuestión, descubriendo segundos después a quién pertenecía. Grabadas en la correa lateral, estaban dos letras: GS.
Claro, Gustav había llegado de visita

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